Una mujer enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos:
Que por tu santa cruz has redimido al mundo.

Lo hemos visto sin belleza ni majestad, sin apariencia que atraiga nuestros ojos. Fue despreciado y rechazado de los hombres; varón de dolores, experimentado en quebrantos, y como alguien de quien los hombres apartaron su rostro, fue despreciado y no lo estimamos. Su apariencia fue muy desfigurada, más allá de toda semblanza humana, y su figura ya no era la de los hijos de los hombres. Pero él herido fue por nuestras transgresiones, golpeado por nuestras iniquidades; el castigo de todos nosotros cayó sobre él y por sus llagas fuimos curados.

V. Restáuranos, oh Señor Dios de los Ejércitos:
R. Muestra la luz de tu rostro y seremos salvos.