25 de agosto de 2024, 10.30am

A todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos:
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (Romanos 1:7)

Celebrante y Predicador: El Reverendo Canónigo John W. Kilgore, M.D.
Vicario: El Rev. Dr. Francisco Alberca

Organista: Stefano Vasselli


Las lecturas están tomadas de la versión Dios Habla Hoy de la Biblia; los Salmos siguen el Libro de Oración Común.
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Preludio

Girolamo Frescobaldi (1483-1643)
Toccata en sol menor

Palabras de Bienvenida

Himno

¡Cuán hermosa es tu morada!
Brother James’s Air

Todos de pie, cantamos juntos.

¡Cuán hermosa es tu morada,
¡Oh Señor de los ejércitos, a mí!
Mi alma sedienta desea y anhela
dentro de tus atrios para estar;
mi corazón y mi carne claman,
Oh Dios vivo, por ti.

Junto a tus altares, Señor misericordioso,
las golondrinas encuentran un nido;
¡Qué felices son los que habitan contigo!
y alabarte sin descanso,
y felices aquellos cuyos corazones están decididos
en la búsqueda del peregrino.

Los que van por el valle del desierto
la encontrará llena de manantiales,
y subirán de altura en altura
hasta que suene el templo de Sión
con alabanza a ti, en trono de gloria,
Señor Dios, gran Rey de reyes.

Un día dentro de tus atrios sobresale
mil gastados;
¡Cuán felices los que guardan tus leyes!
ni de tus preceptos te desvíes,
porque seguramente bendecirás a todos aquellos
Quienes viven sus palabras, oran.

  • Carl P. Daw, Jr. (b. 1944)

Aclamación de Apertura

Bendito sea Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y bendito sea su reino, ahora y siempre. Amén.

Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los ensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén.

La Colecta del Día

El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.

Concede, oh Dios de misericordia, que tu Iglesia, congregada en unidad por tu Espíritu Santo, manifieste tu poder entre todos los pueblos, para gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Todos se sientan para las lecturas y el salmo.

La Lectura : 1 Reyes 8:22-30, 41-43

Del primer Libro de los Reyes.

Se puso Salomón delante del altar del Señor, en presencia de toda la comunidad israelita, y extendiendo sus manos al cielo, exclamó: «Señor, Dios de Israel: ni en el cielo ni en la tierra hay un Dios como tú, que cumples tu alianza y muestras tu bondad para con los que te sirven de todo corazón; que has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi padre, uniendo así la acción a la palabra en este día. Por lo tanto, Señor, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre: que no le faltaría un descendiente que, con tu favor, subiera al trono de Israel, con tal de que sus hijos cuidaran su conducta y se comportaran en tu presencia como él se comportó. Así pues, Dios de Israel, haz que se cumpla la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David.

»Pero ¿será verdad que Dios puede vivir sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido para ti! No obstante, Señor y Dios mío, atiende mi ruego y mi súplica; escucha el clamor y la oración que este siervo tuyo te dirige hoy. No dejes de mirar, ni de día ni de noche, este templo, lugar donde tú has dicho que estarás presente. Escucha la oración que aquí te dirige este siervo tuyo. Escucha mis súplicas y las de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Escúchalas en el cielo, lugar donde vives, y concédenos tu perdón.

»Aun si un extranjero, uno que no sea de tu pueblo, por causa de tu nombre viene de tierras lejanas y ora hacia este templo (ya que se oirá hablar de tu nombre grandioso y de tu gran despliegue de poder), escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concédele todo lo que te pida, para que todas las naciones de la tierra te conozcan y te honren como lo hace tu pueblo Israel, y comprendan que tu nombre es invocado en este templo que yo te he construido.

Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.

El Salmo

Salmo 84 : Quam dilecta!

1 ¡Cuán hermoso es tu santuario, Señor todopoderoso!
¡Con qué ansia y fervor deseo estar en los atrios de tu templo!
¡Con todo el corazón canto alegre al Dios de la vida!

2 Aun el gorrión y la golondrina
hallan lugar en tus altares donde hacerles nido a sus polluelos,
oh Señor todopoderoso, Rey mío y Dios mío.

3 ¡Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!

4 ¡Felices los que en ti encuentran ayuda,
los que desean peregrinar hasta tu monte!

5 Cuando pasen por el valle de las Lágrimas lo convertirán en manantial,
y aun la lluvia lo llenará de bendiciones;

6 irán sus fuerzas en aumento,
y en Sión verán al Dios supremo.

7 Señor, Dios todopoderoso,
Dios de Jacob, ¡escucha mi oración!

8 Mira, oh Dios, con buenos ojos
a aquel que es nuestro escudo, a quien tú has escogido como rey.

9 ¡Más vale estar un día en tus atrios, que mil fuera de ellos!
Prefiero ser portero del templo de mi Dios,
que vivir en lugares de maldad.

10 Porque Dios el Señor nos alumbra
y nos protege;

11 el Señor ama y honra a los que viven sin tacha,
y nada bueno les niega.

12 Señor todopoderoso,
¡felices los que en ti confían!

Girolamo Frescobaldi (1483-1643)
Ricercare

El Evangelio : Juan 6:56-69

Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, según Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!

El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan, vivirá para siempre.
Jesús enseñó estas cosas en la sinagoga en Cafarnaúm.


Al oír estas enseñanzas, muchos de los que seguían a Jesús dijeron: —Esto que dice es muy difícil de aceptar; ¿quién puede hacerle caso? Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó: —¿Esto les ofende? ¿Qué pasaría entonces, si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; lo carnal no sirve para nada. Y las cosas que yo les he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen. Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar. Y añadió:
—Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.

Desde entonces, muchos de los que habían seguido a Jesús lo dejaron, y ya no andaban con él. Jesús les preguntó a los doce discípulos: —¿También ustedes quieren irse? Simón Pedro le contestó: —Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros ya hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor..

El Sermón

El Rev.do Canónigo John W. Kilgore, M.D.

Todos se sientan

El Credo de Nicea

De pie, decimos juntos

Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador de cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.

Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo:
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,


y se hizo hombre.
Por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado.

Resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

Oración de los Fieles : Fórmula III

Párese o arrodíllese para las oraciones como pueda.
En las pausas, agregue vuestras peticiones, y acción de gracias, a alta voz o in silencio.

Padre, te suplicamos por tu santa Iglesia Católica.
Que todos seamos uno.

Concede que todos los miembros de la Iglesia te sirvan en verdad y humildad.
Que tu Nombre sea glorificado por todo el género humano.

Te pedimos por todos los obispos, presbíteros y diáconos.
Que sean fieles ministros de tu Palabra y Sacramentos.

Te pedimos por cuantos gobiernan y ejercen autoridad en todas las naciones del mundo.
Que haya justicia y paz en la tierra.

Danos gracia para hacer tu voluntad en todo cuanto emprendamos.
Que nuestras obras sean agradables a tus ojos.

Ten compasión de los que sufren de dolor o angustia.
Que sean librados de sus aflicciones.

Otorga descanso eterno a los difuntos.
Que sobre ellos resplandezca la luz perpetua.

Te alabamos por tus santos que han entrado en el gozo del Señor.
Que también nosotros tengamos parte en tu reino celestial.

Oremos por nuestras necesidades y las necesidades de los demás.

Dios Todopoderoso, tú conoces las necesidades de tu Iglesia en cada lugar: Míranos con gracia a nosotros, el pueblo de San Pablo Dentro de los Muros, y concédenos la guía de tu Espíritu Santo mientras buscamos un nuevo Sacerdote para esta parroquia. Danos discernimiento, sabiduría y confianza en tu tiempo. Oramos por la vida de nuestra parroquia, para que podamos seguir fortaleciéndonos en nuestra misión de “Dar testimonio en Roma de una fe cristiana dinámica y viva, abierta a todos y sin rechazar a nadie”. Todo esto te lo pedimos mientras caminamos en tus caminos para la gloria de tu nombre.

Oramos juntos por la paz.

Oh Dios, que uniste el cielo y la tierra en una sola paz: deja que el designio de tu gran amor redima el desperdicio de nuestras iras y dolores: y da paz a tu Iglesia, paz entre las naciones, paz en nuestras moradas, y paz en nuestros corazones: por tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Señor, atiende las súplicas de tu pueblo; y lo que fielmente te hemos pedido, concede que efectivamente lo obtengamos para la gloria de tu Nombre; mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Confesión de Pecado

Confesemos nuestros pecados contra Dios y contra nuestro prójimo.

Dios de misericordia,
confesamos que hemos pecado contra ti
por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho
y lo que hemos dejado de hacer.
No te hemos amado con todo el corazón;
no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sincera y humildemente nos arrepentimos.
Por amor de tu Hijo Jesucristo,
ten piedad de nosotros y perdónanos;
así tu voluntad será nuestra alegría
y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna. Amén.

La Paz

Todos de pie

La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.

Saludamos a todos los que nos rodean en nombre de la paz y la reconciliación.

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El Ofertorio

Algunos funcionarios pasarán entre vosotros para recoger vuestras ofrendas económicas.
Si prefieres hacer una donación online o con tarjeta de crédito sigue este enlace. Para obtener información sobre otras formas de donar: https://www.stpaulsrome.it/es/donar/

Música para el Ofertorio

Andrea Gabrieli (1533-1585)
Fantasia

El Gran Agradecimiento

Plegaria Eucarística A

El Señor sea con ustedes.
Y con tu espíritu.
Elevemos los corazones.
Los elevamos al Señor.
Demos gracias a Dios nuestro Señor.
Es justo darle gracias y alabanza.

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Porque por medio del agua y del Espíritu Santo nos has hecho un pueblo nuevo en nuestro Señor Jesucristo, para manifestar tu gloria en todo el mundo.

Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Sanctus

Cantamos juntos

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

La Congregación permanece en pie o en rodillas.

Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y quedamos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, para compartir nuestra naturaleza humana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos.

Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.

En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memorial mío”.

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: “Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío”.

Por tanto, proclamamos el misterio de fe:

Cristo ha muerto.
Cristo ha resucitado.
Cristo volverá.

Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra redención. Recordando su muerte, resurrección y ascensión, te ofrecemos estos dones.

Santificalos con tu Espíritu Santo, y así serán para tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin. Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.

Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. AMEN.

Padre Nuestro

Oremos como nuestro Salvador Cristo nos enseñó.

Los invitamos a orar en sus propios idiomas.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,


hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder, y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Fracción del Pan

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros.
¡Celebremos la fiesta!

Agnus Dei

Cantamos juntos

Cordero de Dios, tú quitas los pecados del mundo: ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, tú quitas los pecados del mundo: ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, tú quitas los pecados del mundo: danos la paz.

La Administración de la Comunión

Los dones de Dios para el pueblo de Dios.

Todos los cristianos bautizados de cualquier denominación están invitados a participar plenamente en la Comunión. Los niños bautizados pueden recibir a discreción de sus padres.

Si no deseas tomar la comunión, puedes acercarte para recibir una bendición.
indicado cruzando los brazos sobre el pecho. Se encuentran disponibles obleas de comunión sin gluten; por favor levante la mano para recibir uno.

Musica durante la Comunión

Anónimo (siglo XVIII)
Elevación

Oración después de la Comunión

Oremos.

Eterno Dios, Padre celestial,
en tu bondad nos has aceptado como miembros vivos
de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo;
nos has nutrido con alimento espiritual
en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo;
revístenos de fuerza y de valor
para amarte y servirte
con alegría y sencillez de corazón;
por Cristo nuestro Señor. Amén.

Bendición

La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guarda vuestros corazones y vuestras mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor; y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea sobre vosotros y permanezca con vosotros para siempre. Amén.

Himno

Levántate, levántate, por Jesús
Morning Light

Levántate, levántate, por Jesús,
vosotros soldados de la cruz;
levanta en alto su estandarte real,
no debe sufrir pérdida:
de victoria en victoria
su ejército será liderado,
hasta que todo enemigo sea vencido
y Cristo es verdaderamente Señor.

Levántate, levántate, por Jesús;
el llamado de la trompeta obedece;
hacia el poderoso conflicto
en este su día glorioso:
ustedes que son suyos ahora sírvanle
contra innumerables enemigos;
deja que el coraje crezca con el peligro,
y fuerza contra fuerza se oponen.

Levántate, levántate, por Jesús;
mantente solo en esta fuerza;
el brazo de carne te fallará,
no os atrevéis a confiar en los vuestros:
Ponte la armadura del Evangelio,
y velando en oración,
cuando el deber llama, o el peligro,
nunca faltará allí.

Levántate, levántate, por Jesús:
la lucha no durará mucho:
este día, el ruido de la batalla;
al siguiente, la canción del vencedor.
A los corazones valientes triunfantes,
una corona de vida será;
ellos con el Rey de gloria
reinará eternamente.

  • George Duffield, Jr. (1818-1888)

La Despedida

Let us go forth into the world, rejoicing in the power of the Spirit.
Andiamo nel mondo allietati dalla forza dello Spirito.
Rendiamo grazie a Dio! Thanks be to God!

Postludio

Dietrich Buxtehude (1637-1707)
Preludio y fuga